Una discusión en el lugar de trabajo aclara el aire
Los sentimientos son tabú en nuestro mundo laboral. Pero donde no puede haber sentimientos, no hay lugar para disputas. Y eso es una pérdida: los buenos argumentos fortalecen la coherencia y nos ayudan a concentrarnos en nuestros objetivos y desempe?o laboral.
Los elogios y la ayuda generalmente se evitan
En un trabajo ideal todo es genial en el mundo. Los compa?eros se saludan con una sonrisa por la ma?ana y un abrazo, así como al salir de casa. Todos se elogian y dicen lo que les gusta del otro.
Cuando se critican, no se toma como una crítica negativa, sino como una retroalimentación que puede ayudarlos a comprender sus defectos, según sobre cómo aparecen para el desarrollo personal.
Si alguien comete un error, nadie le grita, ni siquiera ningún jefe. Esto no solo se debe a que muchas organizaciones nuevas intentan cada vez más suprimir los puestos directivos, sino también a que es posible hacerlo sin gritar y no es un método adecuado de gestión de equipos.
?Por qué estamos discutiendo?
La disputa surge de diferencias. Dos personas o grupos quieren cosas diferentes. Ahora es posible discernir las diferencias sin disputa. El colega A prefiere el café, el colega B quiere té. Pongamos la cafetera y la tetera en la cocina de la oficina, no hay problema. Los diferentes intereses no conducen a una disputa. Esto solo ocurre cuando los intereses realmente alcanzan el objetivo común de ambos.
La palabra conflicto proviene del latín y significa conflicto o ri?a. El conflicto es inevitable si hay metas inconsistentes, es decir, si una meta obstaculiza la otra. Entonces, si solo hay espacio en la cocina para una cafetera o una tetera, las cosas se ven diferentes. Si las posiciones de una persona cuestionan las posiciones de otra, se producirá una colisión. La convivencia pacífica entonces no es posible.
Si trabajamos juntos y somos un poco cálidos, los enfrentamientos serán inevitables. Podemos evitar muchos da?os colaterales si argumentamos de manera productiva, incluso fortalece nuestra cooperación y relaciones. Los politólogos, sociólogos y filósofos asumen que las disputas productivas fortalecen la cohesión y tienen un efecto integrador a largo plazo. Pero una cosa también es cierta: las personas y las organizaciones pueden discutir. ?Qué distingue una mala disputa de una buena?