Consejos para superar el miedo a hablar en público
Las palmas de las manos sudorosas, el dolor de estómago, la respiración acelerada, son sólo algunos de los signos del miedo a hablar en público. Muchas personas sienten un gran nerviosismo incluso ante una presentación que deben hacer delante de colegas con los que tienen contacto diario. El nerviosismo es mayor cuando la presentación se hace ante clientes potenciales o socios comerciales importantes. Hay algunos trucos sencillos para deshacerse del nerviosismo o, al menos, aliviarlo.
Practica tu presentación constantemente
La preparación exhaustiva y la práctica constante son la clave del éxito de una presentación. No te atasques en minucias innecesarias. Prepara unas cuantas notas sencillas que mantengan tus pensamientos organizados y en las que puedas confiar.
Una vez que tengas tus viñetas alineadas, empieza a hablar de cada punto frente a un espejo. Deja que las palabras fluyan de forma natural.
No te apresures
La mayoría de las personas, cuando se sienten nerviosas, empiezan a hablar más rápido. Inconscientemente, intentan acabar con todo lo antes posible y la presentación se convierte en un zumbido ininteligible. Al practicar, el discurso se vuelve más natural y relajado. El ensayo constante le dará confianza, lo que se reflejará en su discurso.
Cambie su atención hacia el público
La ansiedad suele estar causada por el miedo a cómo le perciben los demás. No quieres que tu audiencia piense que eres estúpido o que no entiendes tu campo.
En lugar de preocuparte por ti mismo, céntrate en ofrecer a tu público una experiencia valiosa. Al dar prioridad a enriquecer a la audiencia antes de presentarte a ti mismo bajo una determinada luz, tu enfoque se desplazará hacia la audiencia y se alejará de tus propias preocupaciones.
No pestañees
Hay una razón para mirar directamente al público. El contacto visual restablece la conexión con el público y evita que éste pierda la atención. El nerviosismo suele llevar a los oradores a mirar sus tarjetas de notas o el proyector durante toda la presentación, pero no hay forma más rápida de hacer que el público se sienta relajado.